Deja que el rojo, verde y dorado maticen tu hogar en esta temporada, con la esencia de una cabaña y las tradiciones familiares.
La presencia ineludible de la Navidad se respira un año más, un motivo fantástico para reavivar ese ambiente cálido y acogedor de casa, con decoraciones dotadas de un carácter vintage y campestre.
Aunque cada año las tendencias y la paleta de color se reinventan, lo cierto es que la tradición del rojo y dorado prima sobre cualquier otro estilo y contagia de júbilo cualquier rincón del hogar o del verde pinabete.
No escatimes en detalles hechos a mano, a base de elementos del bosque, papel corrugado, hilos de lana y esas figuras que año con año agregas a tu colección porque poseen un valor emocional o simbólico.
La Navidad es buen momento para disfrutar el calor de hogar, mientras compartes y agradeces por los buenos momentos de un año que se va entre luces y adornos que elegiste meticulosamente a tu estilo.
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Y se llegó la Navidad, ¡que época más bella!
Por: Mónica Ábrego
Consultora de Imagen
Cuántos recuerdos de nuestra infancia, de la infancia de nuestros hijos, el aroma del árbol, el clima, en fin… todo se siente y se ve más lindo en estos hermosos meses.
Lo primero que anuncia su llegada son las tiendas con su decoración que nos invita a correr a casa para iniciar nuestros preparativos navideños, revisar los adornos, poner en uso la vajilla de la temporada y organizarnos en cada detalle.
Se llega el día de la instalación del árbol y la tradición es hacerlo en familia, escuchando villancicos, con bocadillos preparados para la ocasión. Construimos tantos recuerdos junto a nuestra pareja e hijos, contamos anécdotas y se derraman lágrimas en honor de los que se adelantaron en el cielo.
La verdadera finalidad de la decoración navideña es que la familia se sienta feliz en el hogar, que reconozcan en los adornos un significado y se identifiquen con ellos.
Decorar no es una competencia con nuestras amistades; no decoramos para que nuestra casa se exhiba en revistas, sino para conectarnos con lo más sagrado y certero que poseemos: la conexión con nuestros seres amados y el reencuentro de nuestros corazones para el gran festejo del nacimiento de Jesucristo.
Preparemos nuestros corazones para recibir a nuestro Señor, en un ambiente lleno de armonía y felicidad. ¡Felíz Navidad!
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